"Entremedio de las ensoñaciones a Fay se le fue pasando la noche, era una noche tranquila sin demasiado movimiento marino, sabia que a la mañana siguiente iria al pormayor a buscar provisiones y al mercado a mirarse algo, se preguntaba si ellas vendrian si no, lo mas seguro que enganchara de la oreja a alguno de sus tripulantes. Seguro que se apuntarian.
Se aburria, asi que se dirigió al camarote de su barco.Se estaba bien, no hacia ni frio en invierno, ni calor en verano, era acogedor y tenia un par de farolillos que le daban la luz justa para hacer de aquel trozo de madera su camarote…se tumbó en la cama y siguió leyendo hasta que de repente se encontró en mitad del mar, estaba sola nadando en la inmensidad del océano.
Era el crepúsculo, todo se acababa, sentia la presencia de los carnivoros marinos y del gran kraken bajo sus pies acechandola, no podia moverse. Nerviosa gritó ajuda, pero no nadie apareció, volvio a gritar hasta quedarse sin pulmones..empezaba a sentir frio pero no podia temblar, tenia todos los musculos tensos. Hacia oleaje, las olas de vez en cuando se la llevavan, la movian, el kraken se movia, los tiburones tambien, veia sus aletas pero nos e acercaban…no sentia sus cuchillos, no llevava las botas ni sus armas, estaba ella sola enfrente de la naturaleza de repente, se le acercó algo, parecia un tentáculo, la chafó pero antes de caer en las profundidades escuchó un grito.
-Despierta!Cazurra!Despierta!!- Unos ojos marrones la miraban fijamente y detrás de ellos otros, pero estos con una media sonrisa dibujada.
-…
- Vaya, vaya…quien se pasó ayer con el ron? Si sabes que te produce pesadillas porque lo tomas?- Se oia la risa de Jim y hablaba Adelyn.
-Callaos..
-TE MOLESTA QUE GRITEMOS?- Molesta, o mas bien resacosa, Fay les tiró algo consistente para hacerlas callar pero más habiles, el duo pirata le tiraron a su capitana un cubo de agua salada.
-Soys unas…- Mas risas y murmuraciones comentando la jugada; Fay en aquel momento no oía nada más que a aquel par de criaturas.
-Vamos..vamos..que hoy toca irnos de compras!-Adelyn estaba exultante danzando por el camarote mientras que Jim iba improvisando una canción sobre que harían hoy.
Pasaron unos minutos hasta que Fay hubo recuperado el conocimiento y la ubicación, mientras Jim y Adelyn jugueteaban con todo lo que había en el interior de aquella salita. Se reían y trasteaban.
-Venga va!nos vamos!-poco convincente, y muy lentamente Fay se fue levantando y preparándose para irse.- Os tengo dicho que no toqueis mis cosas!Son estudios
Pasaron un par de horas y el trío de piratas se encontraba paseando por la ciudad, curioseando por todas las tiendas y comprando cosas de primera necesidad, o eso decían ellas.
Por tradición, como siempre que iban a una ciudad nueva, trasteaban el banco central, quien sabe si algún despistado ciudadano se olvidaba la cartera o de guardar absolutamente todo su dinero en el banco?. Norma de pirata numero uno: “Aprovecha todas las oportunidades.” y precisamente eso hacían.
Realmente aquel banco no era como el de las demás ciudades costeras, era más pequeño y familiar, se le podía ver en las paredes una larga tradición, al fondo estaban las cajas fuertes, había tantas como casas en el pueblo, ocupando toda la pared y dándole un color cobrizo.
El trío de piratas entraron y saludaron a los que estaban al cargo, una de ellas era una mujer que debía de rondar los 50 años, de buen ver con unas arruguitas alrededor de los ojos y una amplia sonrisa, por otro lado el marido, alto y con una broma siempre en la punta de la lengua.
La señora les estuvo contando la historia del banco y algunas curiosidades sobre el, pero lo que mas llamó la atención de las chicas era una especie de estatua de un barco con un agujerito chiquitito; según les contó la dueña, esa estatua lleva allí desde que se construyó el pueblo y fue un regalo de un corsario que recorrió el océano de los mil mares; al pronunciar el nombre mágico hubo un par de miradas entre las tres damas y decidieron poner medio doblón de cobre en una hucha con forma de barco. -Todo sea para que nos ayude en nuestro viaje!.- Y con una sonrisa en la cara, la capitana y sus compañeras salieron del peculiar banco para retomar su camino hacia el mercado.
-Sigo pensando que eso era una patraña para conseguir más dinero.- Dijo Adelyn con un leve tono de amargura en la voz.
-Da igual, era mi doblón verdad? Pues fin.
-Ya..pero..
-Callaos.-Jim les puso la mano para que se parasen i miraran enfrente.
La situación era entre caótica y burlesca, en la plaza central había un revuelo de gallinas, gritos, plumas, otros animales, tenderetes caídos, llantos, más gritos, gente corriendo, humo.. Las chicas se acercaron un poco mas para ser capaces de definir la situación hasta que por fin consiguieron fusionarse con la multitud histérica y asustada, pero estática, inmóvil, incapaz de mover un solo dedo.
En medio de la plaza principal la guardia real estaba cortándole las manos a cuatro ladrones, lo más seguro fueran simples ciudadanos pobres sin nada que llevarse a la boca, se les leía en los ojos y veía en el cuerpo que era una necesidad para ellos el robar esa comida, pero la guardia eso no lo veía, veía cuatro andrajosos que rompían las reglas. Desnudos y atados por los tobillos por una cuerda vieja y roída por los ratones, arrodillados frente a esos despreciables de uniforme, rogaban clemencia y perdón, repetían en forma de mantra todos los rezos que habían aprendido desde pequeños esperando que la divinidad les ayudara y salvara. Pero la divinidad estaba demasiado ocupada en contar a sus ángeles, la mitad de ellos muertos al ver lo que ocurría debajo de las nubes. De vez en cuando se oían los gritos indignados de los ciudadanos del pueblo y los llantos de los niños, a lado y lado veían a madres y padres tapándoles los ojos a los niños para evitarles ver tan cruel castigo. Y allí estaban, rogando piedad con las lágrimas recorriéndoles las caras sucias y sudadas, mientras los guardias los miraban con asco y lástima cortando con una gran precisión y lentitud la piel, tendones, músculos y hueso de las muñecas de sus presos.
Por malvados, por corromper uno de los mandamientos, os lo merecéis sucias ratas, entre cosas peores que salían de sus sucias bocas, la sangre y el vómito de los presos cubrían el espacio que ocupaban; la guardia real vigilaba a punta de fusil que ningún ciudadano intentara salvarlos. Miradas de desprecio y odio, el ambiente estaba cargado, olía a metal y sudor. Mirando al suelo, las tres piratas guardaron silencio. De repente la plaza quedó en silencio y solo se oía el gemir de los ladrones al ver como su vida se escapaba bajo los ojos exultantes de sus verdugos."
Dia 421 del renacimiento
Fay, la pirata